Se llamó ‘Sexo en Nueva York’ pero bien podrían haberla titulado ‘Moda en la gran ciudad’.
Y es que la serie que catapultó a la fama a Sarah Jessica Parker permitió también a la actriz pasar a ser un icono de moda.
Tanto es así que desde que interpretara el papel de Carrie Bradshaw le han llovido las ofertas para ser imagen de marcas, como Gap, y ha lanzado su propia línea de moda y perfumería.
Aunque todo el mundo se pregunta cómo era posible que con un sueldo de colaboradora en un periódico se pudiera permitir tantos lujos, ella nunca tuvo ningún problema en arrasar con las compras.
Carrie ha marcado tendencias internacionales, sobre todo con la mezcla de estilismos retros y actuales. Siempre sobre unos Manolos, zapatos vertiginosos para contrarrestar su mini-estatura.
Fue la mujer de combinaciones imposibles, faldas de vuelo, chaquetas entalladas de más, escotes de escándalo y color, mucho color, en un juego constante con su propia imagen. La intérprete se lo debe a la estilista de la serie, también encumbrada desde entonces, y a su mamá de la que dice siempre le aconsejó cómo vestir con clase.
Con eso y un poco de atrevimiento ha sido la más copiada de los últimos años, porque ella lo vale.
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